PUNCHI´S CORNER


Hablo desde el corazón y por la necesidad, como plumilla, de hacerlo. Para compartir una nota, una ilusión, un comentario. Periodista de título, con la lucha por la igualdad como profesión, pretendo compartir reflexiones y análisis de lo divino y lo humano desde la humildad de ser una persona anónima y la consciencia de que hay blogs mucho más profesionales y trabajados, aunque todos tenemos derecho a ejercer la libertad de expresión y las nuevas tecnologías lo facilitan.
Maternidad, alimentación, vida sana, moda, estilo de vida, política, cosas bonitas... Un poco de todo con afán de compartir.

domingo, 26 de mayo de 2013

MARRÓN OSCURO, CASI NEGRO

Exactamente ese es el color de los ojos profundos como dos aceitunas, de mi hija Ana Belén. Cuando me dirijo a ella, casi siempre me regala una sonrisa. Desde hace 4 meses me mira fijamente al dormirse hasta que parpadea y el sueño la vence. Es una de las experiencias más gratificantes que he tenido en mi vida. De hecho, la llegada al mundo de Ana es lo que más feliz me ha hecho sentir en 35 años.
Hablo desde el dolor. Lo reconozco claramente. Mañana regreso al trabajo. Y me corroe la pena. Siento un desarraigo de separación profundo. A pesar de que la teoría y frialdad me repiten continuamente que no pasa nada, que se irá volando el tiempo, que en seguida salgo de trabajar y estaremos juntas, me siento fatal.
Una vez más el Estado nos deja con el culo al aire. Y no a mí que al fin y al cabo soy mayor y dentro de una semana ya estaré inmersa en la rutina, sino que deja desarropados a los más indefensos. A las personas dependientes y que no se pueden valer por sí mismas.
Nos fríen a impuestos para pagar deuda que se ha contraído por una mala gestión y no nos fríen a impuestos para protegernos y que nos encontremos respaldados en situaciones de necesidad.
Así, Ana Belén, lactante, de 4 meses de edad, y que comenzará a introducir la fruta y el cereal dentro de 3 semanas, de forma artificial tendrá que pasarse a los biberones de polvo. Da igual que la Organización Mundial de la Salud indique que lo adecuado es la lactancia materna hasta los 6 meses.
Al contrario que en estos meses precedentes, que ha comido a demanda, ahora hay que cortar la naturaleza y acostumbrarla a unas horas de comer y dormir para que se adapte a mi trabajo.
Contra natura.
Y si aún no duerme de corrido? Ah, se siente! Te vas a trabajar con la ojera y así de dura es la vida de las madres.
Supongo que el paletismo hará a muchos/as lectores/as de este post pensar que ya está bien de vacaciones, que costamos mucho dinero al estado encontrándonos de baja y no está el horno para bollos. Si os  pasa ese idea por la  mente es que sólo os sirve para sujetar la gorra. Así de claro.
Estoy profundamente agradecida y contenta de tener un puesto de trabajo, lo que no me parece bien es que, como en tantos otros ámbitos, los ciudadanos y los bebés indefensos, no tengan apoyo. Y como esta es la situación que tenemos, hay que aguantarse. Pues no, en principio espero que se quejen mucha personas y que los que sufrimos esta realidad algún día realmente tengamos canales y vehículos de canalización de las ideas del pueblo para que se trasladen en leyes. Espero que algún día el congreso sea una institución que nos inspire protección y deseo que el único color marrón oscuro casi negro que tenga cercano sea el de los ojos de mi Ana.
Mientras tanto, por supuesto que me pongo a mi hija por bandera y con un par, me sumo a la liga de las valientes que ponen una lavadora con un pie y mueven el carro con la mano mientras dan vueltas al puré con la otra. No hay precio con tal de volver a dormirnos juntas, frente a frente, mirándonos a los ojos hasta que nos vence el sueño.

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