PUNCHI´S CORNER


Hablo desde el corazón y por la necesidad, como plumilla, de hacerlo. Para compartir una nota, una ilusión, un comentario. Periodista de título, con la lucha por la igualdad como profesión, pretendo compartir reflexiones y análisis de lo divino y lo humano desde la humildad de ser una persona anónima y la consciencia de que hay blogs mucho más profesionales y trabajados, aunque todos tenemos derecho a ejercer la libertad de expresión y las nuevas tecnologías lo facilitan.
Maternidad, alimentación, vida sana, moda, estilo de vida, política, cosas bonitas... Un poco de todo con afán de compartir.

lunes, 13 de junio de 2016

LO QUE NO SALE EN LAS RR.SS. NO EXISTE

Escribo esta mañana en la que el mundo se tiñe de arco iris para lanzar mi particular grito de rabia. Viendo la consternación mediática parece que desde hoy en adelante, nunca más nadie se va a reír de un chico por tener "pluma" o los padres van a suplicarle al cielo que su hijo no esté en ese lote. Parece que hoy lunes, 13 de junio, nos hemos levantado todos y todas más abiertos de mente que nunca, y contrarios a la violencia que se ha ejercido en esta ocasión, hacia la minoría LGBT. Pero no nos engañemos, no es así. 
Todavía tenemos interiorizadas frases como "maricón el último", que resaltan el poso cultural que tiene en nuestro sistema y la lacra que puede ser en tu vida, que seas eso, maricón. 
Cierto es que ya están muchísimo más normalizados y normalizadas, incluidos en la sociedad e incluso es "cool" tener un amigo o amiga gay, eso tiene hasta su puntito. Pero si nos arañamos el corazón, de verdad, todas y todos hemos sido educados en una cultura que rechaza la diversidad y que no prioriza el amor, por encima de todas las cosas. 
Ya hace tiempo que me rechinan los comentarios del estilo "ese es ... o esa es..." y digo yo: "¿y a tí es que te importa mucho o te afecta por dónde lo haga?". Que una mujer sea lesbiana, a mí me intimida lo más mínimo. Y si por un casual alguna me hiciera sugerencias amorosas, tampoco tiene más tensión que la que puede provocar un hombre al hacerlas: si te mola bien, y si no, nada. 
Luego están esos y esas que no quieren que sus hijos e hijas caigan en ese "pecado" no porque ellos no lo admitan, que a su hijo lo querrán por encima de todas las cosas, sino porque sabemos que, en esta sociedad, le tocará vivir el rechazo del resto, cosa de lo que soy conocedora y estoy de acuerdo. Con gentuza como la que somos, seguro que les toca batallar y vivir en sus carnes la discriminación. 
Pero por encima de todo, hoy pienso que prefiero tener un hijo o hija gay, que un hijo o hija homófobo. Lo juro.
Frecuentemente tengo que escuchar, cuando sale la conversación, que una mujer heterosexual tiene más derecho que una lesbiana a que la sanidad pública le pague un tratamiento de fertilidad. Alucino.
Dejémonos de hipocresías. Sabemos que la semana que viene, cuando ya hayan enterrado a las 50 criaturas de Orlando, todos olvidaremos la matanza hasta que la saquen en el resumen del 2016, el 31 de diciembre. Ciertamente está siendo un fenómeno viral (palabro moderno que no es ni más ni menos que relativo a un virus según el DRAE y que se utiliza para estar en la onda) en las redes sociales y ahí están teniendo su momento de gloria, pero pasarán a mejor vida mediática (porque en la humana ya lo han hecho) en unas horas. Igual que aquel niño muerto en la orilla de la playa, antes de conseguir su "sueño europeo" huyendo de la guerra de Siria. ¿quién se acuerda ya de los refugiados y de la barbarie que se está viviendo? El próximo 20 de junio es el día del refugiado. Analicemos que han hecho las instituciones y qué estamos nosotros/as haciendo por acoger. Aunque sea simplemente informarnos o rezar y enviar energía. Aquí la que habla, también está educada en los valores tradicionales y escribe sólo desde la humildad, que para lecciones ya tenemos la escuela. 
Y es que como dijo el sábado en su encuentro al que pude ir, Antonio Martínez Ares, en el carnaval (y ahora en las redes sociales), todos tenemos mucho valor y somos muy valientes denunciando, pero luego, se baja el telón y somos unos cobardes.
Feliz semana

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